TRABAJO DEL CORE SOBRE SUPERFICIES INESTABLE
Los músculos de la pared abdominal (recto abdominal,
oblicuo externo, oblicuo interno, transverso abdominal) y psoas juegan un rol
fundamental en el correcto funcionamiento del raquis lumbar. El papel
estabilizador de la musculatura abdominal se basa en su capacidad para
disminuir la presión intradiscal en el raquis dorso-lumbar por mediación del
aumento en la presión intra-abdominal, junto a la activación de la fascia
toracolumbar por la acción de los músculos anchos del abdomen.
Existen diferencias morfológicas evidentes
entre las distintas regiones de cada uno de los músculos abdominales, en la
inserciones, orientación y longitud de los fascículos, y en el grosor muscular
entre las distintas regiones, junto con una innervación segmentaria y la presencia
de tabiques que separan los fascículos. Todo ello es fundamental para
comprender las funciones de los músculos abdominales y para evaluar el efecto
mecánico de cada músculo y región en la columna lumbar y pelvis.
Los músculos abdominales no son entidades
estructurales y funcionales individuales, sino que son músculos con regiones
anatómicamente diferenciadas y distintas funciones. De igual manera, y es algo
a considerar en nuestra propuesta, todo ello parece apuntar hacia la
importancia del uso de variadas estrategias y tareas para abordar un
entrenamiento integrado y verdaderamente funcional de toda la musculatura CORE.
·
Todos los programas basados en ejercicios sobre superficies
inestables, deben comenzar por un test para determinar cuál es la amplitud
funcional y posibles patrones disfuncionales o restricciones y la resistencia
de la estabilidad espinal.
·
Las respuestas a este tipo de entrenamiento son individuales
(diferencias biomecánicas, de equilibrio y del sistema propioceptivo) por lo
que no se debería generalizar los entrenamientos. Se sugiere que se atienda
individualmente a los efectos del entrenamiento con inestabilidad puesto que
existen múltiples variables que pueden afectar a la eficacia del ejercicio.
·
Existe una relación directa
entre el incremento de inestabilidad y el grado de activación de los músculos
estabilizadores. Sin embargo, existen algunas posiciones y situaciones que
someten al raquis a elevadas cargas que pueden ser excesivas en sujetos
inexpertos.
·
Mayores grados de inestabilidad requieren de una mayor activación
de los músculos estabilizadores del tronco, pero también lidera un descenso del
rendimiento de fuerza de las extremidades. La actividad electromiográfica no se
inhibe en situaciones inestables, aunque si lo haga el rendimiento de fuerza,
esta situación permite entrenamientos con menores cargas, pero con elevadas
activaciones musculares, protegiendo, por tanto, las articulaciones.
·
El trabajo de inestabilidad lidera mejoras de equilibrio,
estabilidad y capacidades propioceptivas.
·
Un programa de estabilización adecuado y progresivo puede liderar
mejoras en la estabilidad espinal y por ende, sobre la salud de la espalda,
dedicando poco tiempo de entrenamiento (recomendado de 2 a 4 días,
aproximadamente 20 minutos de ejercicio) Realizar ejercicios sobre fitball
puede ser seguro para las personas que sufran patologías de la espalda baja,
puesto que este material permite entrenar sin causar excesivas cargas
compresivas.
·
Existe una evidente necesidad de generar progresiones lógicas para
incrementar el estímulo sin que sea excesivo.
·
Existen ciertas situaciones en las que existe una mayor
predisposición a lesionar la columna lumbar, principalmente e primeras horas de
la mañana y tras largos periodos de sedestación. Por ello se recomienda
comenzar las clases con un calentamiento general seguido de un calentamiento
específico que incluya 5-6 cat-camels con el objetivo de reducir la viscosidad
intravertebral.
Definición materiales
inestables :“material, diseñado
específicamente o adaptado, que por sus características físicas no esté
firmemente unido al suelo, pudiendo rodar, deslizarse, vibrar o realizar
cualquier otro tipo de movimiento que genere situaciones en las que sea
necesaria la intervención del equilibrio con el fin de mejorar la condición
física” .
El material desestabilizador, es aquel que emplearíamos para aumentar los requerimientos de
estabilización activa, proporcionando un entorno inestable que potenciará las
demandas de control neuromuscular. La utilización de dicho material, su
combinación y el manejo de otras variables como pueden ser la base de
sustentación, amplitud y patrón de movimiento, velocidad de ejecución, etc.,
son algunas de la claves para avanzar en las microprogresiones en integración
neuro-muscular.
Numerosos autores han demostrado que al realizar ejercicios que
impliquen la musculatura del tronco sobre superficies inestables aumenta la
activación muscular de esta zona más que al realizar los mismos ejercicios en
condiciones estables. Esta mayor activación muscular (EMG) a nivel
lumbo-abdominal se justifica por la necesidad de estabilizar el raquis, ya que
a mayores niveles de inestabilidad raquídea se requiere mayor activación de la
musculatura estabilizadora central.
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